Empiezas a preparar el gran viaje de tu vida, sin saber exactamente como será todo aquello, tienes ilusiones y muchos objetivos por cumplir; te subes a un avión y desde ese momento tu vida empieza a cambiar, se va fundiendo en un sinfín de colores, aromas, gustos, y características que solo se conocen por enciclopedias o anécdotas de familiares y amigos, pero estar aquí es otra historia muy diferente.
Vuelvo la mirada un poco hacia atrás e intento recordar mi primer día en este lugar…todo me parecía bastante grande, si si es que creo que es la sensación que todo desconocido tiene en esas ocasiones, no sabía exactamente qué hacer, si bien tenía cierto tipo de guía turística, pretendía recorrer estas calles por mi cuenta, como decía me parecía un sitio bastante grande, no dejo de reírme y sorprenderme con una anécdota del segundo día de mi estadía en el Puerto, estaba yo sentada en las escalinatas de la oficina de turismo, pensando cómo hacía, qué camino debía seguir para ir al mar, ya lo sé es bochornoso, pero para un desconocido estas vivencias eran el día a día hasta llegar a conocerlo todo.
Como es vivir allá? Es lo que no dejaban de preguntar mis familiares, yo iba informándoles asiduamente de mis experiencias en mi nuevo hogar. Es todo muy lindo, el mar es tan grande, tan azul, tan imponente, la gente es algo reacia a sociabilizar con extranjeros, pero me imagino que eso cambiará con el correr del tiempo, cuando ellos me conozcan y yo pueda conocerlos.
Pasaban los días y sin embargo las cosas seguían siendo nuevas para mí, la comida, los horarios de ésta, las costumbres, la forma de vestirse, de hablar, todo…
Pero todo llega…y llegó el día en el que, por suerte y a base de esfuerzos y constancia,empezé a sentirme parte de este lugar, y empiezas a descubrir que hay muchas cosas por hacer aquí, algunas falencias, y otras virtudes que espero llevármelas conmigo para siempre.
Hay veces que siento que estoy completamente sumergida en una típica rutina, que me molesta todo, que me quisiera ir a otro sitio, pero al mismo tiempo me siento tan atraída por este hermoso lugar que no tengo la valentía de hacer mis maletas y buscar otros horizontes.
Hoy en día siento que Mazarrón y particularmente el Puerto es mi lugar, transitorio o no hoy es mi sitio, y pienso que todos los días puedo hacer la diferencia, aportando lo poco o mucho que pueda traer conmigo, recibiendo lo que me puedan ofrecer los mazarroneros y los otros extranjeros que como yo, ya somos parte de este paraíso y como tal dispuestos a hacer algo por él.
sábado, 21 de noviembre de 2009
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